jueves, 10 de marzo de 2016

Semillas de Herejía (IV)

El pueblo parece un pueblo normal, las chimeneas encendidas, los hombres dirigiéndose a los campos de cultivo... Davor intenta una aproximación "sutil" encañonando a uno de los campesinos, pero no resulta como pensaba y termina con una pelea con un grupo de lugareños. Los acontecimientos se precipitan, suena la campana del pueblo y los acólitos se esconden en una acequia. Con más calma descubren cosas preocupantes: varios campesinos muertos tenían tatuado un ojo estilizado, el mismo símbolo que aparece escondido entre los diseños de los cultivos. Además, en una de las casas del pueblo descubren hombres armados con rifles. En un amago de asalto se desata una tormenta psíquica cerca de ellos, por lo que deciden retirarse y ubicar el pueblo de cara a una purga posterior.

De vuelta a Recompensa, retoman el plan de encontrar y capturar un ejemplar adulto de las criaturas del silo. Adquieren material diverso (cuerda, bicheros, poleas), ovejas y gallinas, un carro de bueyes y alquilan un almacén. En la siguiente incursión, con algún imprevisto, obtienen un ejemplar adulto (¡de 6 metros!). Gaius demuestra unas inesperadas capacidades psíquicas, que explica por su entrenamiento con el Inquisidor Kaede. Rápidamente Novus inicia la disección del ejemplar en el almacén, antes de que se descomponga y desaparezca.

Otro punto a tratar es la muerte del Magister Ezzarth Felissimo. Registran su habitación y encuentran una carta que habla de traición, pero en la que no concreta nada. Deciden entonces localizar un silo que vaya a ser sellado y vigilar el proceso. Por desgracia, deben esperar al menos una semana para que eso ocurra. Ante esto, el acólito Hicks decide hacer vigilancia nocturna en la zona de los silos. Desafortunadamente es descubierto y atacado por un asaltante misterioso, quedando gravemente herido. La descripción del atacante y sus habilidades hace pensar al resto del grupo inmediatamente en un slaught. Y aún hay más malas noticias, el almacén que tienen alquilado ha sido robado, aunque una investigación en el lugar les hace pensar en un registro camuflado de robo.

Durante estos días intentan entrevistarse con el Prelado Manus Tarahona, sin éxito. Por fin llega el momento de la ceremonia de sellado del silo, y varios acólitos se preparan para asistir disfrazados. La zona se encuentra bajo fuertes medidas de seguridad, consecuencia de los eventos de días anteriores. A su alrededor, una muchedumbre de fieles asiste a las ceremonias día y noche, construyendo pequeños altares al Padre de las Cosechas y encendiendo fogatas. El primer día asiste la Supervisora Evaine Drachenstein, pero un intento de entrevista resulta infructuoso. Al amanecer del segundo día de ceremonias, un rumor recorre el campamento, ¡el mismísimo Prelado Manus Tarahona asistirá a la ceremonia! Rápidamente Gaius acude para conocerlo, pero al acercarse un escalofrío recorre su espalda y su cuerpo se niega a seguir avanzando. La mera visión del Prelado le resulta repulsiva, y puede sentir cómo sus recientes habilidades de hechicería se desvanecen...


Después de una breve deliberación, el grupo toma una decisión: ¡asaltarán los aposentos del Prelado en la Catedral de Recompensa!





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